Una ruptura de pareja es una situación por la que la gran mayoría de personas pasa a lo largo de su vida.
Suele ser un momento difícil, pero hay ocasiones en las que se convierte en algo más complejo de superar de lo que en un primer momento habías pensado. Se trata de una situación compleja porque rompe las expectativas, lo que pensaste que sería esa persona o esa relación, y se acaba el proyecto en común que estabas construyendo.

Otra de las razones por las que a veces una ruptura puede convertirse en algo traumático es porque se rompe de forma abrupta el vínculo emocional y afectivo que tenías con una persona, en concreto con una persona que querías.
Pero además si la relación tuvo altibajos o fue tormentosa, es probable que la ruptura no fuese tampoco pacífica ni especialmente fácil. Y si a esto le añadimos la sensación de sentirte abandonada por lo que hizo o lo que no hizo la otra persona, o incluso traicionada, las semanas o meses después de terminar la relación son muy complejos de gestionar emocionalmente. Puedes verte atrapada en una recreación mental constante de cómo era vuestra relación, y en consecuencia sufrir mucha tristeza por haber perdido eso.
También es probable que en medio de todo esta tormenta mental, te embarguen las emociones de la propia ruptura, le des vueltas a las razones de la separación, entrando en un bucle psicológico en el que es complicado dejar de rumiar y rumiar pensamientos de todo tipo, especialmente negativos. Si eso no para, o las emociones son demasiado intensas, es muy posible que se cree un bloqueo emocional y comiencen a instaurarse en ti creencias del tipo: no puedo volver a confiar en alguien, no quiero volver a pasar por esto, nunca abriré mi corazón a otra persona y así tampoco volverán a hacerme daño, etc.
La cuestión es que pasado el tiempo, es muy posible que sí te apetezca estar en pareja de nuevo. Peeero, ¿qué ocurre? Pues que las creencias que aparecieron en el momento de la ruptura se quedaron instaladas y ahí siguen, todos esos pensamientos negativos se quedaron grabados en ti, y ahora además de continuar pensándolos, hacen la función de escudo emocional.
Tu quieres volver a estar bien, pero el recuerdo de todo lo que viviste hace que cuando conoces a alguien…
o bien te alejas
o bien boicoteas la posible relación -sin darte cuenta- para que fracase
o bien atraes personas que no quieren “nada serio” o que ya están en pareja
Hay varias razones por las que ocurre todo esto, pero ahora me centraré en una de ellas: la confianza. O mejor dicho, la falta de confianza en el otro, o a veces incluso en el género humano. Te voy a pedir que te hagas las siguientes preguntas: ¿Tu confías en ti misma? ¿Confías en las decisiones que tomas? ¿Te fías de lo que eliges para ti en las relaciones? ¿De quién eliges como compañero de vida? Déjame explicarte algo que puede sacarte de dudas: yo le llamo la Performance del cortejo, y es un error muy común que deberías dejar de cometer. Dale al play para verlo:
¿Te resulta familiar esta performance? Es posible que la hayas hecho en algún momento, o que la sigas haciendo. Ten en cuenta que si tú quieres encontrar a alguien o estar con alguien en quien se pueda confiar, con esta performance estás generando todo lo contrario, muestras una imagen que no eres tú. Muestras tu cara A, no la B.
Y… disculpa que sea tan sincera, pero te será complicado encontrar honestidad en los demás si no comienzas por ti misma. Así que te animo desde ya a que tomes conciencia si es que estás actuando de forma poco transparente con los demás y comiences a actuar de manera sincera y coherente con quien eres y con lo que realmente quieres.