Hoy quiero contarte una historia mía personal, que me ocurrió hace algunos años. Esta historia va de cómo el hecho de guiarme por mis malas experiencias (que había tenido con mi última relación) arruinó que pudiera estar con un hombre genial.
Le llamo relación porque así lo fue, y aunque no teníamos una relación oficial, por así decirlo (las familias no sabían nada), para mí era el comienzo de algo bonito.

Lo que yo no sabía es que mientras por mi parte yo estaba enseñando todas mis cartas, estaba siendo completamente honesta y fiel a lo que sentía, por su parte él estaba teniendo otra relación a mis espaldas, con otra persona. Hasta que un amigo común me llamó un día, y me lo contó.
En ese momento yo corté la relación y pasé algún tiempo muy resentida, con mucho rencor hacia él. Me sentía supremamente estúpida por haber confiado en él, y no podía entender cómo siendo del mismo grupo de amigos, cómo compartiendo lo que habíamos compartido, no había podido decirme la verdad a tiempo, y no estar a dos bandas, habiéndome hecho sentir tan mal.
Después de medio año, conocí a Gabriel en el trabajo. Era un tipo genial, súper divertido, muy inteligente, con mucha conciencia social y ambiental… Comenzamos a ser amigos, y tiempo más tarde, continuamos como pareja.
Pero aquello no iba bien, no por su parte sino por la mía.
Yo estaba distante, trataba de no tener mucha conexión con él, con cualquier cosa me ponía a la defensiva, estaba siempre con un pie en el freno. Y cuando él se acercaba a mí a nivel emocional, yo lo rehuía. Esto le hacía daño, y me lo comunicó. ¿Qué hice yo? Dejarlo. Sin paños calientes. Recuerdo perfectamente sus lágrimas diciéndome que no entendía nada.
Tiempo después me di cuenta de lo que había pasado.
Yo tenía miedo. Tenía demasiado miedo a ser herida de nuevo, y no iba a permitir que nadie volviera a hacerme daño. Arrastraba las heridas que había dejado mi anterior relación. Había boicoteado una relación de pareja con un hombre estupendo, por seguir arrastrando el lastre de mi pasado afectivo.
Tremendo tortazo de realidad en mi cara. Es horrible darte cuenta de que has desperdiciado algo muy valioso que había en tu vida por no haber limpiado tu corazón de toda la basura emocional que llevabas en él, en forma de rencor, miedo a ser herida, rabia y frustración.
Mi deseo para ti es este: no cometas tú el mismo error. Necesitas poner en palabras todo lo que sientes para superarlo y dejarlo atrás, liberarte de esa carga y poder disfrutar de tu vida y de todo lo que ésta tiene preparado para ti.
Sé que no es sencillo, que a veces cuesta. Son cosas muy íntimas que no te apetece airear. Lo sé. Yo también pasé por eso y te entiendo. Pero también tomé la decisión de salir de la cueva del “nadie va a volver a entrar en mi vida a hacerme daño”.
No todas las personas son como las que ya conociste. Date un espacio para trabajar esos miedos, y comienza de nuevo.
